Introducción a la psicología/Trastornos mentales
Lección 12 |
Trastornos mentales |
La normalidad y la anormalidad son conceptos muy difíciles de definir. La mayoría de los psicólogos coincide en que la normalidad se puede entender en función de rasgos que las personas normales tienen en mayor medida que las personas con trastornos mentales. Estos rasgos incluyen una percepción adecuada de la realidad, la capacidad de controlar la conducta voluntariamente, niveles adecuados de autoestima y de sentimientos de aceptación, capacidad para crear relaciones afectivas y la capacidad de orientar las capacidades hacia actividades productivas. Estos criterios son subjetivos y no existen pruebas que permitan determinar con seguridad si una persona padece un trastorno mental.[1]
Si bien anormalidad significa literalmente «fuera de la norma», la desviación estadística del promedio de la población no puede usarse directamente como un criterio de diagnóstico, ya que incluiría dentro de la categoría a personas que no se encuentran relativamente cerca del promedio de la población pero que no tienen problemas clínicos que requieren tratamiento. Algunos ejemplos de estos casos incluyen a las personas que son extremadamente inteligentes, felices o que en general se distancian de la norma de formas consideradas «positivas». Para determinar si una persona padece un trastorno mental, los psicólogos y otros profesionales en campos relacionados (como los psiquiatras, trabajadores sociales, enfermeros y consejeros familiares) deben evaluar un conjunto de signos y síntomas usando criterios subjetivos.[1] Los criterios más utilizados actualmente en la comunidad de la salud para evaluar si una persona sufre de un trastorno mental incluyen la angustia que sufre, el deterioro de sus capacidades mentales, el riesgo para si misma y para otras personas y la presencia de comportamientos sociales y culturales inaceptables.[2]
Causas
editarEl comportamiento anormal se origina en un conjunto complejo de interacciones entre factores físicos, mentales y socioculturales. Estos factores también se conocen como dimensión biológica, psicológica y sociocultural respectivamente y los terapeutas deben considerarlas en conjunto para comprender y tratar adecuadamente los trastornos mentales.[2]
Desde el punto de vista biológico es necesario evaluar si los síntomas que presenta una persona pueden atribuirse a factores como la herencia o a perturbaciones en el funcionamiento físico del organismo. Las perturbaciones físicas a su vez se pueden tener su origen en condiciones médicas, daños cerebrales o en ciertos estímulos ambientales.[2]
Los eventos psicológicos significativos en la vida de las personas también pueden contribuir al desarrollo de trastornos mentales. Por eso la evaluación de las causas psicológicas requiere tomar en cuenta las experiencias personales de los individuos. La mayoría de estas experiencias son interpersonales, pero también se deben considerar experiencias las intrapsíquicas que involucran los sentimientos y pensamientos del paciente.[2]
Gran parte de la conducta humana está determinada por las relaciones interpersonales de los individuos en numerosos contextos sociales y una conducta anormal puede ser provocada por eventos en esos contextos. En este aspecto es importante tener en cuenta que las conductas alejadas de las normas sociales no necesariamente representan un trastorno psicológico.[2]
Tipos de trastornos
editarExiste una gran variedad de conductas que se pueden clasificar como anormales. Algunas son agudas y temporales mientras que otras son crónicas y persisten de por vida. A pesar de que todos los individuos son diferentes y los trastornos no se manifiestan exactamente de la misma manera en dos personas diferentes, si tienen conjuntos de características comunes que permiten clasificarlos para facilitar su diagnóstico y tratamiento. Los esquemas de clasificación utilizados más ampliamente son los de la Organización Mundial de la Salud y de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y ambos coinciden en sus lineas generales.[1] Los principales tipos son:
- De ansiedad: Caracterizados por sentimientos de ansiedad crónicos e intensos que imposibilitan el funcionamiento diario.
- Somatomorfos: Trastornos donde los conflictos psicológicos se expresan mediante malestares o problemas físicos.
- Disociativos: Alteraciones temporales en la conciencia que implican una pérdida de identidad personal.
- Sexuales: Comportamientos sexuales que lastiman a otros o que le provocan angustia o deteriore en el funcionamiento normal al individuo.
- Anímicos: Perturbaciones en el estado emocional de las personas.
- Esquizofrénia (y trastornos similares): Perturbaciones en la forma y contenido del pensamiento, la percepción, el afecto, la motivación y el comportamiento entre otros.
- De personalidad: Compuestos de características inflexibles de la experiencia interna y el comportamiento que pueden afectar la cognición, la afectividad, el funcionamiento interpersonal o el control de impulsos.
- Del desarrollo: Trastornos que aparecen inicialmente al nacer o durante la juventud.
- Cognitivos: Trastornos caracterizados por el deterioro de las funciones cognitivas debido a traumatismos cerebrales, enfermedades o exposición a sustancias tóxicas.
- De uso de sustancias: Efectos provocados en la conducta humana por el consumo de sustancias psicoactivas.
- Alimenticios: Trastornos debidos a conductas perturbadas respectos a los alimentos.
- De control de impulsos: Conductas ocasionadas por la pérdida de control de forma reiterada en respuesta a impulsos irresistibles.
Opciones de tratamiento
editarLos intentos de tratar los trastornos mentales han existido desde mucho antes que la psicología misma. Sin embargo, durante la mayor parte del tiempo se limitaron a intentos de tratar posesiones demoníacas o consistían en la institucionalización permanente del individuo. La mejor comprensión del funcionamiento de la mente humana proporcionada por la psicología científica ha redundado en el desarrollo de opciones de tratamiento fundamentadas en criterios objetivos y racionales para ayudar a los pacientes. Los principales métodos incluyen el uso de fármacos, la terapia electroconvulsiva, las cirugías cerebrales y la psicoterapia.[1]
La psicoterapia en particular es un mecanismo de intervención que busca aliviar los problemas del paciente y facilitar su buen funcionamiento en la sociedad. Consiste en una relación de ayuda entre el terapeuta y el paciente, donde se anima a este último a expresar sus preocupaciones, emociones y experiencias con libertad y confianza. Existen diferentes métodos de psicoterapia desarrollados a partir de diferentes teorías psicológicas como la terapia psicodinámica, la conductual, la cognitiva y la humanista entre otras.[1]
Resumen de la lección
editar- La normalidad se puede definir en función de una percepción adecuada de la realidad, la capacidad de controlar la conducta voluntariamente, niveles adecuados de autoestima y de sentimientos de aceptación, capacidad para crear relaciones afectivas y la capacidad de orientar las capacidades hacia actividades productivas.
- La angustia, el deterioro de las capacidades mentales, el riesgo para si misma y para otras personas y la presencia de comportamientos sociales y culturales inaceptables son indicadores de la presencia de trastornos mentales.
- La evaluación del comportamiento anormal debe considerar factores biológicos, psicológicos y socioculturales.
- Existe una gran variedad de conductas que se pueden clasificar como anormales.
- Algunas conductas anormales son agudas y temporales mientras que otras son crónicas y persisten de por vida.
- Los métodos para el tratamiento de los trastornos mentales incluyen el uso de fármacos, la terapia electroconvulsiva, las cirugías cerebrales y la psicoterapia.
Términos clave
editarLecturas adicionales
editarBibliografía
editar- ↑ 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 Smith, Edward E.; Nole-Hoeksema, Susan; Fredrickson, Barbara; Loftus, Geoffrey (2003). Introduction to Psychology [Introducción a la psicología] (14.ª edición). España: Thomson Editores Spain Paraninfo S.A. p. 720. ISBN 84-9732-197-9.
- ↑ 2,0 2,1 2,2 2,3 2,4 Halgin, Richard; Krauss Whitbourne, Susan (2008). Abnormal Psychology: Clinical perspectives on psychological disorders [Psicología de la anormalidad: Perspectivas clínicas en los trastornos psicológicos] (5.ª edición). México D. F., México: McGrawHill. p. 535. ISBN 978-970-10-6886-1.
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