Antropología económica/Caracterización de la antropología económica urbana

Antropología económica/Caracterización de la antropología económica urbana

Título Antropología económica/Caracterización de la antropología económica urbana
Autor Hugo Trinchero
Año 1995

Los estudios de las economías domésticas en los países del tercer mundo reconocen como antecedente los modelos de Chayanov y la escuela rusa de la organización y producción campesinas. El supuesto más arraigado de los análisis sobre la racionalidad especifica del comportamiento productivo de las unidades domesticas de producción y consumo, es la distinción entre la racionalidad económica orientada a la maximización de la ganancia y la racionalidad orientada a la reproducción de la vida de la unidad domestica y la red ampliada de sus relaciones ínter comunitarias.

La primera consideración es que si el análisis de la economía domestica ha tenido una importantísima relevancia sociológica y antropológica es porque sus estudiosos han partido de una serie de problemáticas socioeconómicas y políticas relevantes. Por ejemplo, la escuela rusa parte de analizar por qué frente a un aumento de precios los productores no aumentaban su producteividad. Concluyeron que cualquier acción estatal de transferencia tecnológica que no tuviera en cuenta la racionalidad especifica del pequeño productos, conduciría al fracaso.

La segunda consideración es que los análisis precedentes han tenido como referencia empírica principal el estudio de la economía domestica en ámbitos rurales, siendo la problemática subyacente a todas ellas la cuestión de la viabilidad de dichas formas en las estructuras agrarias.

La economía domestica y el denominado sector informal de la economía: los requerimientos de la antropología para su análisis han apuntado en dos direcciones. Una orientada a plantear la lógica de las formas de producción, distribución, circulación y consumo de los bienes involucrados en su dinámica. Por otro lado, las técnicas etnográficas y metodológicas de investigación cualitativas fueron planteadas como alternativa a la insuficiencia de los modelos cuantitativos.

Los estudios se pueden dividir en dos grandes orientaciones: una plantea que se ha generado un excedente estructural de mano de obra tras las migraciones rural-urbanas, implicando que como estrategia de subsistencia los sectores populares urbanos han producido estrategias de autoempleo, con formas organizativas caracterizadas por:

Baja relación capital/trabajo (tecnologías simples y baja productividad)

Escala de operaciones pequeña respecto al volumen de ventas

Estructura organizativa basada en la unidad domestica, donde la familia es el recurso de mano de obra

Recurso de lazos sociales como forma de obtener saberes o bienes alternativos al Estado

Precario posicionamiento en el mercado que implica que deban vender barato y comprar caro

Por lo tanto, hay una imposibilidad de obtener ganancias para reinvertir en la producción, que implica la reproducción precaria de las condiciones de existencia del grupo.

El segundo enfoque es el que hace mayor énfasis en la funcionalidad del sector respecto al proceso de acumulación en el sector moderno formal de la económica. Aquí el sector informal y el formal más que dos sectores claramente diferenciados, serían producto de un proceso de subsunción del primero por el segundo.

Si bien estos análisis han aportado a un llamado de atención sobre la problemática, actualmente se considera que la conceptualización del denominado sector informal ha llevado también a formulaciones demasiado genéricas y poco operativas a la hora de captar la gran heterogeneidad de situaciones que caracterizan las estructuras sociales contemporáneas.

La noción de sector informal esconde en su seno situaciones de gran heterogeneidad, tendencias contradictorias y problemáticas metodológicas que es necesario revisar. Esto se fundamenta en el hecho de que bajo dicha noción se ha intentado dar cuenta de situaciones complejas y extremadamente diferenciales. La perspectiva general que se asume para el análisis actual es el estudio de la emergencia de estrategias de autoempleo por parte de los sectores populares. Sin embardo las nociones de estrategia y de autoempleo operan como descriptores demasiado generalizantes, a la vez que promueven una referencialidad empírica del problema muy limitado. Ambos conceptos tienden a delimitar las decisiones de las unidades domesticas partiendo de la premisa de que los comportamientos son el resultado de la relación consumidores/trabajadores (regla de Chayanov). Se considera a las unidades de forma aislada, y no como integrantes de una estructura social compleja y heterogénea en cuyo seno los comportamientos adquieren significación.

Si se parte de la idea de que la economía popular se manifiesta como un subsistema que vincula y potencia las unidades domesticas populares y sus organizaciones particulares y sociales relativamente autónomas, debe considerarse que ese todo complejo no depende únicamente de la mayor o menor capacidad de producir estrategias de autoempleo, sino también y en gran medida de las condiciones políticas y sociales que promueven su existencia y viabilidad social, de la forma en que se redistribuya el presupuesto público, de la iniciativa política de fomentar su reproducción y negociar con las formas organizativas que vaya adquiriendo dicha economía popular, etc.

Los aportes de la antropología al estudio de la unidades domesticas se rescatan por dos principales aspectos: primero porque avanzaron mas allá de los modelos chayanovianos, formulando la importancia de lo político en el pasaje entre unidad domestica y comunidad domestica (Sahlins, Meillasoux, Godelier, Stolen). Y por su experiencia metodológica en el permanente contrapunto entre la existencia de heterogeneidades sociales y la unidad del sistema.

La propuesta para un programa de antropología económica urbana se inscribe en las siguientes consideraciones:

Considerar el campo de incumbencia como interdisciplinario.

Considerar que el sistema económico real no se compone únicamente por una sumatoria de unidades de producción, sino que se relacionan entre sí, constituyendo agregados en sus distintas dimensiones, capaces de articular respuestas sostenibles.

Considerar el nivel de relacionamiento orgánico de las economías domesticas respecto al sistema capitalista en una configuración histórica, regional, etc. Las decisiones de los agentes son producto de múltiples determinaciones que los configuran como tales en determinado momento socio histórico concreto.

La economía popular basada en las unidades domesticas de producción y consumo seria planteada entonces, no como una definición, sino como una problemática a indagar.