Los caminos de la formación del síntoma

Los caminos de la formación del síntoma

Título Los caminos de la formación del síntoma
Autor Sigmund Freud
Año 1915-1917

Los caminos de la formación del síntoma es el título de una conferencia dictada por Sigmund Freud, parte de sus Conferencias de introducción al psicoanálisis, dictadas entre 1915 y 1917.

Resumen editar

Síntomas son actos perjudiciales, inútiles para la vida en su conjunto, en contra de la voluntad, conllevan displacer o sufrimiento. Su principal perjuicio consiste en el gasto anímico que cuestan y el que se necesita para combatirlos. Empobrecimiento de la persona en cuanto a la energía anímica disponible.

Son el resultado de un conflicto en torno de una nueva modalidad de satisfacción pulsional. Las dos fuerzas enemistadas vuelven a coincidir en el síntoma, se reconcilian en el compromiso de la formación del síntoma; de ahí su resistencia, doblemente sostenido. Una de las partes es la libido insatisfecha rechazada por la realidad; debe buscar otros caminos (frustración) – dice objeto denegado (frustrado), realidad irreprochable en cuanto a cambiar de objeto –, se emprende la regresión, satisfacción dentro de una de las organizaciones ya superadas o mediante un objeto ya resignado. La libido es cautivada por la fijación en esos lugares de desarrollo.

Si estas regresiones no despiertan la contradicción del yo, no sobrevendrá una neurosis sino una perversión. Pero si el yo (conciencia e inervación motriz, y por tal satisfacción de aspiraciones anímicas) no presta su acuerdo, la libido es como atajada, y tiene que escapar a algún lado según lo exige el principio del placer. Entonces inviste posiciones reprimidas (fijaciones dejadas en las vías de desarrollo reprimidas) se sustrae del yo y sus leyes; las representaciones sobre las que son volcadas las investiduras pertenecen al icc, sometidas a sus principios, en particular, condensación y desplazamiento. Se establecen, entonces, constelaciones semejantes a las de la formación del sueño.

La subrogación de la libido en el icc tiene que contar con el yo – pcc. La contrainvestidura la fuerza a escoger una expresión que coincida con la suya propia. El síntoma se engendra como un retoño del cumplimiento del deseo libidinoso icc desfigurado de manera múltiple. Una ambigüedad escogida ingeniosamente provista de dos sentidos contradictorios. La escapatoria de la libido en condiciones de conflicto es posibilitada por la preexistencia de fijaciones. Ha logrado abrirse paso hasta una satisfacción real aunque restringida y apenas reconocible.

Todo lo dicho y lo que se diga, se refiere exclusivamente a la formación del síntoma en la neurosis histérica.

Dónde halla la libido tales fijaciones: prácticas y vivencias de la sexualidad infantil, en los afanes parciales abandonados y en los objetos resignados en la niñez. Unas vivencias accidentales (dice contingentes) en la infancia son capaces de dejar como secuela fijaciones de la libido. El hecho de que el desarrollo no se ha completado las habilita para tener efectos traumáticos. La fijación libidinal del adulto se nos descompone en dos factores: la disposición heredada y la predisposición adquirida en la primera infancia.

Causación de la neurosis = predisposición por + vivencial accidental fijación libidinal del adulto (traumático) constitución social vivenciar (vivenciar prehistórico) infantil.

La constitución sexual hereditaria brinda una gran diversidad de disposiciones según que esta o aquella pulsión parcial (por sí o en unión) posea fuerza particular; la constitución sexual forma con el vivenciar infantil otra serie complementaria, semejante a la de predisposición – vivenciar accidental adulto.

La libido de los neuróticos está ligada a vivencias sexuales infantiles; pero si fueron investidas regresivamente, no sugiere esto que las vivencias libidinales cobraron importancia sólo tardíamente. Dos observaciones:

  • Existencia de neurosis infantil, generalmente histeria de angustia.
  • Sería inconcebible que la libido regresase con tanta regularidad a épocas tempranas, si ahí no hubiera nada que pudiera ejercer una atracción sobre ella. La fijación sólo cobra valor si la hacemos consistir en la inmovilización de un determinado monto de energía libidinosa.

Entre la intensidad e importancia psíquica patógena de las vivencias infantiles y la de las más tardías hay una relación de complementariedad; tenemos los extremos de la “inhibición del desarrollo” y de la “regresión” y, entre ellos, todos los grados de conjugación de ambos factores.

Los síntomas crean un sustituto para la satisfacción frustrada, por medio de una regresión a épocas anteriores, ligado a ello el retroceso de estadios anteriores del desarrollo en la elección de objeto o en la organización.

El síntoma repite aquella modalidad de satisfacción de su temprana infancia desfigurada por la censura, volcada a una sensación de sufrimiento y mezclada con elementos que provienen de la ocasión que llevo a contraer la enfermedad. La modalidad de satisfacción es extraña. Irreconocible para el enfermo, aporta sufrimiento (en parte del conflicto bajo cuya presión se formó el síntoma, está destinado a provocar resistencia o repugnancia) Prescinden del objeto y resignan, por tanto, su vínculo con la realidad exterior (retroceso al principio de placer); retroceso a un autoerotismo ampliado, reemplazan una modificación del mundo exterior por una modificación del cuerpo. En ésta han cooperado los mismos procesos icc que en el sueño; condensación y desplazamiento. Figura algo como cumplido: una satisfacción a la manera de lo infantil; pero por medio de una condensación extrema puede comprimirse en una sensación o inervación únicas, y por un desplazamiento extremo circunscribirse a un pequeño detalle del complejo libidinoso.

La libido está fijada a vivencias infantiles desde las cuales se crean síntomas. Estas escenas no siempre son verdaderas; generalmente no lo son, en oposición a la verdad histórica. Las vivencias infantiles construidas en el análisis o recordadas, son unas veces irrefutablemente falsas, otras verdaderas, generalmente una mezcla de verdad y falsedad. Los síntomas son ora la figuración de vivencias que tuvieron una influencia sobre la fijación, ora la figuración de fantasías. Difícil decidirse. Primer apoyo en los recuerdos infantiles, que pueden estar igualmente falseados, mezclar mucho de verdad y falsedad. Es algo propio de los enfermos y no del análisis.

También las fantasías poseen una suerte de realidad: poseen realidad psíquica por oposición a una realidad material; en el mundo de la neurosis la realidad psíquica es la decisiva. Algunos acontecimientos que retornan: observación del comercio sexual entre los padres, seducción por una persona adulta y la amenaza de castración. Fantasía o realidad, no hemos logrado registrar diferencia alguna en cuanto a las consecuencias. Estas fantasías son necesarias y si no sucedieron en la realidad, se inventan en la fantasía.

En su obediencia al principio de realidad, el niño debe renunciar de manera transitoria o permanente a los objetos y metas de su aspiración de placer – no sólo sexual –. Pero no se lleva a cabo sin resarcimiento; ha reservado una actividad del alma emancipada del requisito de realidad. Toda aspiración alcanza la forma de representación de cumplimiento, a lo que se anuda una satisfacción aunque a sabiendas de su no – realidad.

Las producciones de la fantasía más conocidas son los sueños diurnos (satisfacciones imaginadas de deseos eróticos, de ambición y grandeza que florecen con tanto más exhuberancia cuanto más llama la realidad a moderarse o a ser paciente) No necesariamente cc, los hay icc. Éstos son la fuente de los sueños nocturnos y de los síntomas neuróticos.

Cómo encuentra la libido el camino hacia esos lugares de fijación. Objetos y orientaciones de los lugares de fijación o sus retoños son mantenidos en la fantasía, gozan de cierta tolerancia por parte del yo bajo una condición cuantitativa, infringida ahora por el reflujo libidinal de la regresión, ahora son sometidas a la represión, si antes fueron prcc o cc; y son libradas así a la atracción del icc. Allí migra hacia sus orígenes icc, los lugares de fijación. La retirada de la libido a la fantasía es un estadio intermedio en el camino de la formación del síntoma (introversión) Éste designa el extrañamiento de la libido respecto de posibilidades de satisfacción real, y la sobreinvestidura de las fantasías inofensivas. El carácter irreal de la satisfacción y el descuido de la diferencia fantasía y realidad, ya h

En de igual género en su respecto – sino de cuánto más de una pulsión parcial respecto de otra, esté presente en la disposición. Lo mismo vale para la capacidad de resistencia a contraer una neurosis (capacidad de sublimación; Q no aplicada tolerada)