Puntualizaciones sobre el amor de transferencia

Puntualizaciones sobre el amor de transferencia

Título Puntualizaciones sobre el amor de transferencia
Autor Sigmund Freud
Año 1914

Puntualizaciones sobre el amor de transferencia es un escrito de Sigmund Freud, publicado en 1914.

Resumen editar

Las únicas dificultades realmente serias de la técnica son aquellas referidas al manejo de la transferencia. Seleccionaré una, en razón de su frecuencia e importancia: el amor de transferencia.

El enamoramiento de la paciente le ha sido impuesto por la situación analítica y no puede atribuirse a las excelencias de su persona; para la paciente se plantea una alternativa: renunciar a todo tratamiento o consentir su enamoramiento como un destino inevitable. El médico se inclina por la segunda.

A primera vista, no parece el enamoramiento algo realmente auspicioso: pérdida de toda inteligencia del tratamiento, su interés por él, no quiere saber más que de su amor y quiere respuesta a su demanda. Hay un cambio de la escena. En el surgimiento de esta demanda, la resistencia tiene una participación grande (cuanto estorbe proseguir la cura puede ser la exteriorización de una resistencia) Desde hacía tiempo no había observado signos de una transferencia tierna, todo ello ha desaparecido como por encanto. El enamoramiento existía desde antes, pero la resistencia empieza a servirse de él. Se pueden discernir en él influjos de motivos que la complican, provenientes del enamoramiento (asegurarse de que es irresistible, quebrantar la autoridad del médico relajándolo a la condición de amado…) o de la resistencia (se pone a prueba al analista y justifica la represión ante el desenfreno).

La técnica analítica impone al médico el mandamiento de denegar a la paciente menesterosa de amor la satisfacción apetecida. La cura debe realizarse en abstinencia, hay que dejar subsistir necesidad y añoranza como fuerzas pulsionales del trabajo y la alteración (no se refiere a la privación corporal y a todo cuanto se apetece) Este principio rebasa con mucho el caso singular considerado. Si su cortejo (de la paciente) fuera correspondido, sería un triunfo para la paciente y una derrota para la cura. Habría conseguido actuar en la vida algo que sólo deben recordar, reproducir como un material psíquico y conservar en un ámbito psíquico (que todos los pacientes aspiran – la repetición –) Consentir la apetencia amorosa es tan funesto como sofocarla. Uno debe guardarse de desviarla y con igual firmeza uno se abstendrá de corresponderla (la apetencia amorosa).

Debe ser reorientada en su origen icc para llevar a la conciencia lo más escondido de la vida amorosa, abriéndose paso a su fundamento infantil.

No hay ningún derecho a negar el carácter de amor “genuino” al enamoramiento que sobreviene en el tratamiento analítico. Se singulariza empero por algunos rasgos que le aseguran una posición particular:

  1. Provocado por la situación analítica.
  2. Empujado hacia arriba por la resistencia.
  3. Carece de miramiento por la realidad objetiva, menos prudente y cuidadoso de sus consecuencias, más ciego en la apreciación de la persona amada.