La realidad inventada
Título | La realidad inventada |
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Autora | Paul Watzlawick |
Año | 1988 |
Una profesía que se autocumple es una suposición o predicción que, por la sola razón de haberse hecho, convierte en realidad el suceso supuesto, esperado o profetizado y de esta manera confirma su propia «exactitud».
En el pensamiento causal tradicional, un suceso E es el efecto de un suceso anterior C, la causa. Esta causalidad es lineal y E sigue a C en un curso temporal, no pudiendo tener ningún efecto sobre C.
En las profecías autocumplidoras fracasa el pensamiento causal tradicional pues se invierten causa y efecto: un hecho todavía no producido (futuro) determina efectos en el presente, que hacen que cobre realidad el hecho pronosticado. Tienen lugar por obra de las medidas que se toman como supuesta reacción al suceso esperado, pero esta reacción es una acción, la causa del suceso.
Sólo cuando existe la creencia o convicción de que va a ocurrir, puede una profecía influir en el presente y así cumplirse, sólo así llega a ser verdadera la realidad inventada. Con la mejor comprensión de la naturaleza de las profecías que se autocumplen aumenta nuestra capacidad de trascenderlas porque la profecía de la cual sabemos que es sólo una profecía ya no puede autocumplirse.
Consecuencias prácticas del constructivismo: un hombre que pudiera ver su mundo como su propia construcción sería tolerante (la idea de que nada sabemos mientras no sepamos que no conocemos nada de manera definitiva supone el respeto por las realidades inventadas por otros); se sentiría responsable de su mundo conciente y de sus profecías creadoras de realidades (no proyectaría la propia culpa a las circunstancias y a otros); tendría plena libertad (al tener plena conciencia de que es el inventor de su propia realidad conocería la posibilidad de forjarla de otra forma).
El constructivismo no crea ni explica ninguna realidad exterior sino que revela que no existe un mundo de objetos que se encuentra frente a un sujeto, pues no existe la separación de sujeto y objeto.
La experiencia de Rosenham evidencia la posibilidad de que por lo menos ciertas llamadas perturbaciones mentales sean puras construcciones y que los establecimientos psiquiátricos en que deben ser tratadas aquellas contribuyan a construir tales realidades. Determinadas formas de conducta asumen, a causa de la estimación cultural y social (realidad de segundo orden), la significación de manifestaciones patológicas, que desencadenan consecuencias en el pensamiento del psiquiatra y en el mundo del paciente. Los diagnósticos funcionan así como profecías que se autocumplen.