Historia contemporánea de España/Lección 5 Lectura

Tema 6. La primera Restauración (1875-1902)

1. El sistema político. 2. La constitución de 1876. 3. Las oposiciones al sistema: carlismo y republicanismo. 4. Las guerras coloniales y la crisis del 1898.

Introducción

Se entiende por Restauración la vuelta al trono de la dinastía Borbónica tras el Sexenio democrático. Se inició con el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto el 29 de diciembre de 1874 a favor del Príncipe Alfonso. El día 31 Cánovas forma un ministerio-regencia hasta la llegada del rey en Enero de 1875. Para entender el establecimiento del nuevo régimen hay que tener en cuenta que: Ni la monarquía de Amadeo de Saboya ni la república habían alterado los fundamentos socio-económicos del sistema isabelino. El fracaso de la República El deseo de orden y tranquilidad de la mayoría de la población.

La Restauración se extiende desde 1893 hasta 1923, pero en el se distinguen dos etapas:

1875-1902. Reinado de Alfonso XII (1875-85) y Regencia de María Cristina (1885-1902) 1902-1923. Reinado de Alfonso XIII (1902-1931) hasta la dictadura de Primo de Rivera.

Comienzo:

La Restauración monárquica se fue preparando durante el sexenio, cuando Cánovas se puso al frente del partido Alfonsino y en 1873 recibió plenos poderes de Isabel II para preparar la vuelta al trono de su hijo. El proyecto de Cánovas, verdadero artífice de la Restauración, consistía en aprovechar el descontento político del sexenio para ir logrando apoyos a la causa Alfonsina. No entraba en sus planes la intervención militar y por eso no apoyó el pronunciamiento de Martínez Campos. Consideraba la monarquía y el sistema parlamentario inglés el modelo a seguir. Por eso recomendó una educación inglesa para el príncipe Alfonso que fue enviado a la academia militar de Sandhurst. Desde allí y tras el pronunciamiento envió un manifiesto, el de Sandhurst, elaborado por Cánovas en el que planteaba la monarquía como la única solución a la crisis y apuntaba las líneas fundamentales del nuevo régimen (orden, respeto a la constitución). Se estableció un régimen monárquico liberal basado en principios conservadores y se inició un periodo de larga estabilidad.

Reinado de Alfonso XII

Comienza el reinado de Alfonso XII (1875-85). Su reinado se caracteriza: Por la no intervención del rey en la vida política Por el predominio de los conservadores durante todo el reinado Por la pacificación militar e ideológica. Militar. Fin de la tercera guerra carlista, que significa la abolición de los fueros del País Vasco y Navarra. Fin de la guerra de Cuba. En 1878 se firma el convenio de Zanjón y la promesa a Cuba de una cierta autonomía. Ideológica. Con la constitución, el bipartidismo y el caciquismo.

El sistema pretendía acabar con los problemas endémicos del liberalismo: El carácter partidista y excluyente de los moderados. Las insurrecciones militares Las revueltas populares

Constitución de 1876

Sus bases quedaron fijadas en la Constitución de 1876, que es la constitución de más larga vigencia de la historia de España, se basa esencialmente en la constitución de 1845, pero recoge derechos y libertades de la constitución de 1869. Establece: Como forma de gobierno la monarquía constitucional, la soberanía compartida. Considera al rey un elemento esencial de la vida política, por lo que le otorga mucho poder, el ejecutivo y comparte con las cortes el legislativo. Cortes bicamerales: Senado elitista, formado por miembros de propio derechos, nombrados por el rey y elegidos entre los grandes contribuyentes del estado. Congreso, elegido por sufragios censitario hasta 1890, cuando se establece el sufragio universal. Establece la religión católica como religión oficial de Estado, aunque reconoce cierta tolerancia. Recoge los derechos y libertades de la constitución de 1869, pero remite su regulación a leyes posteriores que las recortan. El sistema se articula en torno a dos partidos que se van a turnar pacíficamente basado en el bipartidismo inglés. El partido conservador y el partido liberal (partido dinásticos). Ambos partidos coincidían ideológicamente en lo fundamental, pero asumían de manera consensuada dos papeles complementarios. Coincidían en la defensa de la monarquía, la constitución, el centralismo, la propiedad, etc.

Estas son las características de ambos:

El partido conservador, fundado por Cánovas en 1876 (hasta 1884 se llamó liberal-conservador) es el heredero de los antiguos partidos moderados y unionistas y defiende el orden y el entendimiento con la iglesia. Sus bases sociales son la nobleza, los terratenientes y la alta burguesía. El partido liberal, fundado por Sagasta en 1880. Es el heredero de los antiguos progresistas y demócratas. Este partido lleva el régimen hacia posiciones más liberales: sufragio universales, algunas libertades… Sus bases sociales son los comerciantes, profundos liberales y los funcionarios.

En la práctica su actuación en el gobierno no difería mucho, al existir una acuerdo tácito de no aprobar ninguna ley que obligase al otro partido a abolirla cuando llegase al poder. En el ejercicio del poder se contemplaban el turno pacífico (alternancia, es regular los dos partidos en el poder). El turno pacífico funcionaba siempre por el sistema electoral, que invertía los términos propios de un sistema parlamentario. Cuando el partido en el gobierno sufría un proceso de desgaste político o perdía la confianza de las cortes, el rey llamaba al líder del partido en la oposición para que formarse gobierno. Designado el jefe de gobierno, el rey recibe el decreto de disolución de las cortes y se convocan elecciones. Convocadas las elecciones comienza a funcionar desde arriba la fabricación de los resultados electorales mediante el pacto con las fuerzas de la oposición. Esta fabricación de los resultados electorales es el encasillado (encasillado: acuerdo entre el gobierno y la oposición para determinar la composición de las cortes antes de las elecciones). Elaborado el encasillado se envía al gobernador civil, que se encarga de que se cumpla en su provincia.

Entra en funcionamiento el aparato caciquil (un cacique es una persona con gran influencia en una zona geográfica que asegura el cumplimiento del encasillado, a veces con métodos tan deshonestos como el pucherazo o fraude electoral). El caciquismo solo es entendible en un país atrasado donde existían miles de pueblos y comarcas aisladas. El caciquismo retrasó la formación de partidos modernos y acentuó la apatía, la abstención del electorado. Con la aprobación del sufragio universal se hace difícil mantener la representación parlamentaria en las grandes ciudades en las que, desde 1891, el republicanismo es un hecho apoyado por las clases medias. Son los denominados “votos verdad”.

Carlismo y republicanismo.

El carlismo, derrotado militarmente en 1876, quiso presentarse como la única fuerza política verdaderamente católica. Pero el apoyo de la Iglesia y del Vaticano a la dinastía alfonsina frustró sus planes. En 1888 se dividió y el sector más radical, más integrista, presidido por Ramón Nocedal, fundó un partido caracterizado por el antiliberalismo, la defensa de la religión y de la tradición.

El republicanismo fue el gran derrotado en 1874 por el golpe de estado del general Martínez Campos y constituye la principal oposición al régimen en el último cuarto del siglo XIX. Su ideario podemos resumirlo en:

Defensa de la república frente a la monarquía porque la consideran más acorde con la democracia. Sufragio universal. El estado laico (separación iglesia-estado) Preocupación por los problemas de las clase populares, sobretodo defienden en la abolición de los consumos y la modificación del sistema de quintas y la supresión de la redención en metálico.

Su principal problema es que estaban muy divididos:

Federales, liderados por Pi y Margall. Progresistas, Ruiz Zorrilla (Pronunciamientos) Centralistas-Salmerón Posibilistas-Castellar (acabaron colaborando con la monarquía)

Federales, progresistas y centralistas se coaligaron en varias ocasiones y, tras la aprobación del sufragio universal, consiguieron abundantes votos en las grandes ciudades, apoyados por las clases medias. A principios del siglo XX, el republicanismo histórico es sustituido por uno nuevo que aparece dividido:

Partido republicano radical, fundado en 1908 por Alejandro Lerroux, dominó la política de Barcelona hasta 1914. Muy influido por la personalidad de su líder, se centró en el anticlericalismo y el descontento de los obreros catalanes. Con una ideología poco consistente fue evolucionando hacia posiciones del centro. Partido republicano Reformista, formado por Melquíades Alvarez, profesor de la Universidad de Oviedo en 1912. Partido moderado apoyado por la burguesía y lo intelectuales, destaca por la calidad intelectual de sus miembros. De él saldrán los líderes republicanos de la II República.

Las guerras coloniales y la crisis de 1898

Los problemas del régimen comienzan a manifestarse durante la regencia de Mª Cristina.

La muerte de Alfonso XII no significó la interrupción del sistema, porque Cánovas y Sagasta se ponen de acuerdo en el denominado Pacto del Pardo para sostener la regencia y mantener el sistema. El pacto funcionó hasta 1898 y aseguró la estabilidad.

Durante la regencia se mantiene la alternancia entre conservadores y liberales (1885-1890), en el denominado gobierno largo, y se inician las reformas liberales: sufragio universal y ley de asociación (1867).

En 1897 Cánovas es asesinado por un anarquista y Sagasta preside el desastre de 1898.

A finales del siglo XIX, los países europeos inician una política imperialista al frente de la cual está Gran Bretaña. España, al margen de esta política, centre sus intereses en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Cuba estaba unida a España por vínculos emocionales y fuertes intereses económicos centrados en la producción de azúcar, café y tabaco.

Los conflictos cubanos se habían iniciado con la denominada Guerra Larga (1868-78), primer intento cubano para alcanzar la independencia. Terminó con el Convenio de Zanjón y la promesa de una cierta autonomía. Se forman en Cuba los partidos políticos:

La Unión Constitucional, fundado por españoles, defendía la total asimilación de Cuba y España. Esta postura era apoyada en España por los partidos dinásticos. Partido Liberal Reformista, defendía una cierta autonomía para Cuba, apoyado en España por el nacionalismo catalán y vasco. Partido republicano, fundado por José Martí, que defendía la independencia. Apoyado en España por los partidos republicanos.

Tras la firma del convenio de Zanjón se inició una nueva insurrección conocida como la Guerra Chiquita por su escasa duración.

En 1893, Antonio Maura, ministro de ultramar, elaboró un plan de autonomía para Cuba que contemplaba la concesión de una asamblea para sus asuntos internos. Este plan fue totalmente rechazado por las Cortes.

El verdadero problema de Cuba era económico. Cuba vivía de la exportación de azúcar y tabaco a EEUU y el control político se hizo insoportable cuando se utilizó para mantener los aranceles que le impedía abastecerse de productos baratos de EEUU.

En 1895, con el Grito de Baire comenzó una nueva insurrección. Al empezar la guerra, España envió a Cuba al general Martínez Campos, partidario de combinar la guerra y la negociación. Bloqueado por las cortes todo intento de negociación, se retiró.

Es nombrado entonces el General Weyler, que inicia una política durísima conocida como política de reconcentración que obligaba a los campesinos a abandonar el campo y establecerse en las ciudades para que la guerrilla no tuviese apoyo.

En 1896 la guerra estalla también en Filipinas, archipiélago olvidado por el gobierno español con sus recursos mal explotados y fuerte presencia de las órdenes religiosas que se oponían a cualquier intento independentista (José Rizal).

A finales de 1897, Sagasta concede a Cuba un gobierno autónomo para sus asuntos internos. Los unionistas se opusieron y a sus protestas se debió la intervención de EEUU para proteger sus intereses. EEUU envió a Cuba el acorazado Maine. La explosión fortuita del acorazado Maine a principios de 1898 sirvió de excusa a EEUU para declarar la guerra a España.

La guerra tuvo un rápido desenlace. El primer desastre tuvo lugar en Filipinas, en la bahía de Carite, donde los americanos aniquilaron la flota española del pacífico. El segundo en la bahía de Cuba, donde fue destruida la flota española del Atlántico. Sin medios para continuar la guerra, España solicita la paz.

En diciembre de 1898 se firmó la Paz de París por la que Cuba es declarada independiente (EEUU mantiene una soberanía enmascarada sobre la isla mediante una enmienda en la Constitución que les permite intervenir en cuestiones internas) y Puerto Rico y Filipinas se convierten en colonias americanas.

La derrota del 98 sumió a la sociedad española y a la clase política en un estado de pesimismo y frustración. Significó la destrucción del mito del imperio español y significó su relegación a un papel secundario. Las consecuencias directas de la crisis fueron menores de los que se esperaba.

No hubo crisis política. La restauración sobrevivió al desastre y el turno logró mantenerse. Tampoco hubo crisis económica a pesar de la pérdida de los mercados coloniales y de la deuda generada por la guerra. A principios del siglo XX se produjo una enorme repatriación de capitales procedentes de los indianos.

La crisis del 98, más que una crisis política y económica es una crisis moral e ideológica. El nacionalismo experimentó una gran expansión sobretodo en el País Vasco y Cataluña donde la burguesía tomó conciencia de la incapacidad de los partidos dinásticos para modernizar el país. También se produjeron cambios en la mentalidad de los militares, que se inclinan hacia posturas autoritarias y vuelven a intervenir en la vida política.

Se desató la polémica sobre la responsabilidad de la derrota y se acentuó la desconfianza en el sistema que había presidido el desastre. Parecía inevitable revisar un sistema de gobierno que actuaba sin atender a los problemas reales del país.