Diferencia entre revisiones de «Orígenes de la reflexión sociológica»

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==Lección 1: Antecedentes (La Ilustración).==
[[Image:Encyclopedie_frontispice_full_473px.jpg|right|200pxthumb|190px|La Ilustración.]]
 
Podemos intentar rastrear los antecedentes del pensamiento sociológico en diversas obras de autores clásicos como; Platón, Aristóteles o Tomás Moro. Sin embargo, tradicionalmente esos antecedentes se consideran más como parte de la teoría social que de una primitiva sociología. Por ello Ritzer (1993) y otros autores consideran pertinente situar el origen formal del pensamiento sociológico en dos momentos históricos particulares: La ilustración y la Revolución Francesa.
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Una frase que sintetiza la postura de los llamados “déspotas ilustrados” con respecto al momento histórico en que se hallaban, fue aquella que afirmaba: “todo para el pueblo, sin el pueblo”. Estos monarcas dieron especial interés en modernizar las ciudades y algunas cuestiones del sistema social (aboliendo viejas prerrogativas del feudalismo) pero realmente hicieron poco por atender a las clases menos favorecidas.
 
[[Archivo:Adolph-von-Menzel-Tafelrunde.jpg|right|200pxthumb|190px|Corte de Federio II.]]
 
No hay que olvidar el hecho de que en su mayoría los ilustrados fueron nobles y/o burgueses con la vida resuelta, lo cual nos ayuda a comprender en cierta manera su forma de ver el mundo y la sociedad de su tiempo, quizás por ello también resulta utópico que hablasen de igualdad y libertad viviendo precisamente a expensas de circunstancias que no favorecían esos valores. Varios de los pensadores ilustrados coincidieron en que los seres humanos eran todos iguales y por ello tenían el mismo derecho de transformarse y progresar, sin embargo en la práctica algunos de estos filósofos miraban al “pueblo” como aquello contra lo que luchaban (la ignorancia y el atraso).
 
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Con la Ilustración Europa entera encontró un modelo cultural a seguir; Francia. Lo francés se puso de moda a pesar de que pensadores ilustrados de aquel país, como Rousseau, delataron los profundos vicios y los severos defectos en la sociedad de su época, llegando a considerar al hombre bondadoso por naturaleza pero corrompido por una sociedad que lo transformaba en un animal que no se solidariza con otros. Con todo y eso, las grandes urbes europeas se llenaron de aires franceses y toques grecorromanos.
 
[[Archivo:ENC 1-NA5 600px.jpeg|left|200pxthumb|190px|L'Encyclopédie.]]
Mientras algunos pensadores se preocupaban en criticar las sociedades de su tiempo o proponer sistemas políticos ideales, otros como Diderot se interesaron mayormente en trasmitir el conocimiento, es de este ideal de donde emana L'Encyclopédie, máximo valuarte de la filosofía Ilustrada. La enciclopedia no fue primera en su genero pero si la más valiente y paciente empresa editorial de ese siglo, que luchó contra diversas intrigas políticas y prohibiciones religiosas, convirtiéndola en el símbolo de la lucha por la Razón en la época.
 
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Afirmar que la Ilustración no tubo relación con el nacimiento de la sociología, y su pensamiento formal, es no comprender el contexto histórico filosófico que se concibió durante esta época en Europa. Es indudable que el afán por el conocimiento empírico así como el ideal por un mundo mejor es el seno donde se formaron mentalidades como las de Comte, Spencer y Marx. Por ello la obra de los primeros sociólogos refleja, quizás de forma inconsciente, el ideal de cambio y la sed por el conocimiento que emana desde la Ilustración. No en balde muchos consideran que obras como las del propio Marx son la consecución lógica al pensamiento ilustrado.
 
==Lección 2: Antecedentes (La Revolución Francesa).==
[[Archivo:Eugène Delacroix - La liberté guidant le peuple.jpg|thumb|right|190px|La libertad guiando al pueblo, 1789.]]
La Revolución Francesa es la insurrección liberal por excelencia, históricamente con ella se marca el inicio de la edad contemporánea representada por el desmoronamiento del poder monárquico y el sistema feudal. Fue además, un levantamiento que ayudó a situar a la clase burguesa y su visión secular del mundo en la cima de la escala social.
 
Históricamente la independencia de los Estados Unidos representa el primer triunfo de las ideas burguesas ilustradas, pero es durante la revolución francesa cuando se consagran bajo conceptos tales como; liberalismo, parlamentarismo, racionalismo, progresismo y filantropismo.
 
La revolución francesa inicia a mediados de 1789, si bien los problemas financieros de Francia y una severa crisis del campo fueron sus principales causas, no se debe negar el papel que las clases sociales bajas (burguesía, campesinos y proletarios) tuvieron en su desarrollo.
 
En aquel tiempo en Francia existía una división social y política de tres Estados; un primer Estado donde se acomodaba el clero, el segundo Estado donde se aglutinaba la nobleza y un tercer Estado para la burguesía y el pueblo llano. Fue la inclusión de la creciente burguesía en el tercer Estado lo que llevó, de una u otra manera, a la precipitación de muchos de los sucesos de la revolución.
 
La burguesía como una clase social ascendiente con intereses políticos, económicos y sociales diametralmente opuestos a los otros Estados, y empapados de la filosofía Ilustrada, solamente necesitaban de ciertos sucesos para alzarse contra el sistema. Algunos de esos sucesos fueron el rechazo a la sociedad desigual que se vivía, incluso nobles que no tenían acceso a la corte y clérigos pobres también compartían ese disgusto por la situación social prevalenciente; resentidos por la excesiva suntuosidad y el dominio de la vida pública por ambiciosas clases sociales.
 
El rey Luis XVI convocó a los Estados Generales para intentar controlar un clima de tensión dentro del país, suscitado a causa de severos problemas administrativos. La reunión de los tres Estados no vino sino a acrecentar los conflictos, pues se pusieron de manifiesto tanto los problemas económicos como las graves limitaciones de un sistema político en decadencia. El tercer Estado (burguesía) conciente de su creciente participación en la sociedad y del poder que acumulaba se mostró abiertamente cansado del viejo sistema de votación que les daba una clara desventaja contra los Estados menos participativos. Por ello buscaban el voto por cabeza, que haría prosperar su proyecto político.
La propulsa del tercer Estado fue llevar a cabo una reforma de fondo, un plan para la mayoría y no solamente buscar beneficios para al primer y/o segundo Estado, su programa parecía tan incluyente que muchos miembros de los otros Estados les siguieron y formaron juntos una Asamblea Nacional Constituyente, cuyo fin era dotar a Francia de una constitución.
 
Como nunca antes el pueblo se fue adentrando en la cuestión política, la revolución en si misma dio una amplia fuerza social a los periódicos y/o panfletos que circulaban por las ciudades, cuyo fin era mantener enterado al pueblo de lo que acontecía en las altas esferas políticas.
 
Hubo panfletos tan famosos como el de Sieyés, que trataban sobre el poder del tercer Estado en la vida francesa, '''¿Qué es el tercer Estado?''', fue el titulo de esa obra, cuyas ideas rápidamente se volvieron centro de discusión en toda Francia. La principal idea dentro del escrito fue sostener que el tercer Estado se encontraba sometido y excluido de la vida política a pesar de ser la fuerza y motor de la sociedad, por ello se dejaba claro que el tercer Estado podía funcionar como una nación completa sin necesidad del clero y la nobleza.
 
[[Imagen:Prise de la Bastille.jpg|thumb|190px|Toma de la Bastilla, 1789.]]
Ese tipo de literatura comenzó a incendiar los ánimos, sin embargo la marca histórica de inicio para la revolución fue la toma de la Bastilla, antigua prisión que simbolizaba el poder del absolutismo en Francia, ocurrida en 1789. Si bien dicha prisión ya no funcionaba como en épocas anteriores, la toma en si misma fue un contragolpe a la monarquía por haber destituido al ministro de finanzas Necker, al cual los burgueses tenían en alta estima. El acontecimiento de la Bastilla provocó en la sociedad francesa una sensación de poder popular, que rápidamente derivó en insurrecciones por todo el territorio.
 
En ese mismo año (1789), la Asamblea consiguió logros importantes en materia política y social, como fue la abolición del feudalismo y el diezmo, así como privar de ciertos privilegios al clero y los nobles. Otra de sus grandes decisiones fue la redacción de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, legado de ideas de ilustradas. Dicha declaración pretendió ser el parteaguas para la constitución de una sociedad al borde de la anarquía, que desconocía el rumbo a seguir como colectivo social. Esta Declaración fue la primera dirección de la política francesa, si bien no se siguió al pie de la letra, por lo menos dio una dirección sobre el tipo de constitución que requería Francia.
 
[[Archivo:Declaration des Droits de lHomme.jpg|thumb|left|170px|Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano, 1789.]]
 
La Asamblea Nacional logró transformar el sistema político francés, creando una asamblea legislativa e imponiendo una monarquía constitucional, con poderes reducidos para el rey, quien apenas conservó poder de veto y poder para elegir a los ministros. Los bienes y el poder del clero se vieron severamente afectado por los designios de la Asamblea, quien tomó dichos bienes para tratar de aliviar la difícil crisis económica, se pretendió además subordinar a los clérigos a una constitución civil que les haría jurar lealtad al rey de Francia.
 
Dos años después de su creación la Asamblea se disolvió, luego de redactar y formalizar la constitución que concedió el poder al parlamento; desde donde se gestó la disolución definitiva de la monarquía y la implantación de la Republica.
 
La difícil situación de la familia real francesa, ante los constantes intentos del parlamento por achacar los males de toda Francia sobre ellos, orilló a países como Austria y Prusia a intentar frenar el curso de los acontecimientos, el intento de entrada de estas potencias en el territorio francés fue visto como un asunto de violación a la soberanía, algo que suponía un peligro a la nación entera, lo que provocó un nacionalismo fuera de serie que llevó al mismo pueblo a levantarse contra los enemigos extranjeros. A fines de 1792 ante el rumbo de la situación al rey le pareció lo más conveniente intentar escapar, situación que no llegó a concretarse siendo hecho prisionero, la Convención acusó al rey de traición y lo condenaron a muerte (1793).
 
La muerte del rey agravó más el escenario en lugar de apaciguarlo. Dentro del seno de la revolución se crearon dos partidos políticos con ideologías diferentes de lo que era aquel movimiento:
 
Por una parte estaban los '''Girondinos''' que representaban al republicanismo, así como el deseo de crear un Estado gobernado por los burgueses y una clase alta media. Para este partido la revolución tendría que terminar con un parlamentarismo y un Estado que se concentrase en los males sociales más importantes.
 
Los '''Jacobinos''', en cambio, creían que la patria estaba en peligro y se agitaban profusamente para que el pueblo se alzara en armas, para ellos la revolución era un asunto de moral y virtud, incluso sectores radicales de este partido como las “Montañas” esperaban continuar la revolución hasta que esta hiciese un reparto justo de bienes.
 
Por su parte el sector de la sociedad más pobre (campesinos y proletarios) que sirvieron como soldados ante la invasión exterior y los levantamientos internos, trasformaron su lealtad por la revolución en un sentimiento de descontento, ya que la revolución no les favorecía o por lo menos no lo hacia como ellos habían esperado.
 
El radicalismo rapidamente se apoderó de los ideales revolucionarios; si bien la igualdad, libertad y justicia fueron los primeros motivos para la pugna, a medida que avanzaron los acontecimientos estas ideas se distorsionaron para derivar en otras sumamente violentas.
 
Fu en esa época de radicalismo cuando se desataron intensas luchas contra el clero, por los dominios feudales, que derivaron en propuestas como las de volver a los sacerdotes y representantes eclesiásticos trabajadores del gobierno, situación que sentó un gran descontento tanto en la sociedad católica como en los altos dirigentes de la iglesia.
 
La negativa del clero llevó a los revolucionarios al radicalismo de intentar descristianizar toda Francia. Dirigentes revolucionarios esperaban trasformar a la misma revolución en una nueva religión con su propio calendario, sus mártires y un culto a la razón. Aquel intento de fanatismo no era apoyado por todos los participantes de la revolución, sin embargo el movimiento a esas alturas era una inmensa y pesada maquina que una vez echada andar en alguna dirección difícilmente daba marcha atrás.
 
[[Archivo:Shot.jpg|thumb|right|170px|Caída de Robespierre, 1794.]]
Los mismos propulsores de la revolución se vieron en el camino de esta, varios de los más poderosos y participativos miembros del movimiento se vieron atrapados en la vorágine de ideas y descontentos que emanaron de la revolución, fue ese el momento más intenso que es llamado comúnmente reinado del “Terror” (1793-1794), donde cualquiera podía ser acusado de intentar conspirar contra la revolución (fuese cierto o falso) siendo presa de muerte por tal osadía.
 
Para 1795 fue declarada una nueva constitución, emanada de un poderoso sentimiento reaccionario, cuyo objetivo fue nuevamente reformular el poder político dentro de Francia. Con la constitución se puso fin a la Convención como poder ejecutivo, lo sustituyó un Directorio, que luego de los excesos ideológicos vino a ser la parte moderada de la revolución, sin embargo los ánimos siguieron exaltados y no pasó mucho tiempo antes de que el Directorio fuese destituido por un golpe de Estado, que llevaría al poder a Napoleón Bonaparte.
 
A pesar de los grandes logros en materia social la revolución francesa no tuvo un ideario profundo, antes bien, se puede considerar limitada a la ideología emanada de la revolución, lo cual se entiende dado el clima permanente de confrontación y zozobra en el cual muchos intelectuales vivieron a lo largo de este proceso transformador.
 
La pobreza ideológica no es un impedimento para considerar a la revolución como uno de los puntos de origen en la sociología, pues tal como ocurrió con la Ilustración la reacción no fue directa sino indirecta. La sociología francesa clásica esta invariablemente empapada tanto de ideas ilustradas como de análisis entorno a la revolución francesa.
 
Podemos sintetizar en seis puntos los principales logros de la revolución y su influencia a la naciente sociología.
 
'''1. Desintegración del feudalismo.'''
Gran parte de la lucha revolucionaria se enfocó en destruir las últimas muestras de aquel viejo esquema social, ya inaguantable para muchos de los ciudadanos franceses ávidos de libertad e igualdad. Con el fin del feudalismo también se finiquitaron muchas de sus prerrogativas. Por ello las sociedades tuvieron que reinterpretarse, el interés de muchos autores se concentró en tratar de explicar lo que habían sido y lo que serían la sociedades en lo futuro, para ello tuvo que aparecer una nueva disciplina científica que se dedicara a explicar detenidamente a la sociedad.
 
'''2. Republicanismo y constitucionalismo.'''
La revolución dio fin al sistema político que se había anquilosado durante tanto tiempo en Francia, si bien el primer ideal revolucionario fue simplemente limitar el poder del rey y crear una monarquía constitucional, a la usanza inglesa, el curso de los hechos llevó a la supresión de la monarquia por la Republica. El constitucionalismo fue otro de los grandes legados de la revolución a la naciente sociología, ya que tanto la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano como la constitución intentaron hacer un sin fin de concesiones que conllevaran al cambio social, si bien muchas de esas concesiones no tuvieron la amplitud que citaba el texto por lo menos sentaron las bases para el estudio sobre el cambio en las sociedades.
 
'''3. Formas capitalistas de producción.'''
Desde antes de la revolución los burgueses ya venían concentrando gran parte de la fuerza de producción del país, el poder económico y tecnológico estaba en las manos de esta clase social, que sería el motor para una siguiente revolución la "revolución industrial", que provocaría una nueva serie de cambios y transformaciones sociales. La llegada de los burgueses al poder será un tema de análisis para gran parte de los primeros sociólogos del siglo XIX, quienes se ocuparan de explicar a las nuevas clases sociales y la concentración del capital.
 
'''4. Secularización y racionalismo.'''
La constante lucha de la iglesia por lo que consideraba sus derechos derivó en un espíritu secular en Francia, la pugna por recuperar bienes y prerrogativas orilló a la separación de los asuntos de la iglesia y los del Estado, por primera vez en aquel país la iglesia comenzó a perder su amplísimo poder, situación que se extendería a muchas otras parte de Europa e incluso llegaría hasta ciertos países de América. La explicación sociológica a este respecto es clara si se analiza el espíritu de las primeras obras de la sociología clásica, cuyo marcado intereses por comprender lo religioso de manera científica también le arrebato a la iglesia uno de los últimos poderes que conservaba; el poder fáctico.
 
'''5. Bienestar social para el pueblo.'''
La sociología como naciente disciplina científica se vera interesada en este particular, el bienestar social también será una de las cuestiones de análisis más ampliamente discutida por esta naciente ciencia a lo largo del siglo XIX. Aunque cabe aclarar que la revolución en si misma no trajó dicho bienestar, si bien los dirigente revolucionarios tenían en mente llevar a cabo grandes transformaciones para el pueblo, lamentablemente las continuas luchas por el poder llevaron a que la revolución se olvidase de ese particular, no fue sino Napoleón Bonaparte quien recogió aquel primer ideario de la revolución para volverlo parte de su estandarte político, mismo que lo llevaría a hacerse del poder.
 
'''6. Libertad de pensamiento y opinión.'''
Varios momentos de la revolución estuvieron marcados por estas libertades. Como nunca antes en la historia de Francia se pudo criticar abiertamente a instituciones como el rey, la iglesia y la nobleza francesa. El pueblo entero sometió a duda cada nivel de poder del viejo Estado francés. Este primer espíritu de libertades emanadas de la revolución poco a poco fue derivando en una especie de mordaza, que se volvió incluso un arma de mortal para muchos, puesto que se podía dudar de todo excepto de la Revolución.
 
==Referencias==
Ritzer, George (1993), '''Teoría sociológica clásica''', Madrid, España, Editorial McGraw-Hill.
 
Zeitlin, Irving, M (1970), '''Ideología y teoría sociológica''', Argentina, Editorial Amorrortu.