Diferencia entre revisiones de «Manuscrito K»

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Línea 28:
Me hago un reproche por causa de un suceso, temo que otros estén al tanto, por eso me avergüenzo ante otros. Toda vez que el primer miembro de esta cadena está reprimido, la obsesión se arroja sobre el segundo o el tercer y da por resultado dos formas de delirio de ser notado, que, no obstante, pertenecen en verdad a la neurosis obsesiva. El desenlace de la lucha defensiva, si es que lo hay, acontece mediante una manía general de duda o mediante la plasmación de una existencia extravagante con innumerables síntomas de la defensa secundaria.
Una cuestión a averiguar es si las representaciones reprimidas retornan en sí y por sí, sin el auxilio de una fuerza psíquica actual, o bien, han menester de esa ayuda para cada oleada de retorno. Mis experiencias apuntan a la segunda alternativa. Parece que son estados de libido actual insatisfecha los que aplican su fuerza de displacer para despertar el reproche reprimido. Acontecido este despertar, y generado un síntoma por la injerencia de lo reprimido sobre el yo, la masa de representaciones reprimidas sigue trabajando de manera autónoma, pero en las oscilaciones de su espesor cuantitativo permanece siempre dependiente del monto de la tensión libidinosa en cada caso; una tendencia sexual que no tiene tiempo para devenir displacer porque es satisfecha permanece inocua. La curación de la neurosis obsesiva se obtiene deshaciendo las sustituciones y las mudanzas de afecto halladas, hasta que el reproche primario y su vivencia queden despejados y puedan serles presentados al yo a fin de que los aprecie de nuevo. Las representaciones reprimidas subsisten y entran desinhibidamente en las más correctas conexiones de pensamiento, pero el recuerdo en sí es despertado también por meras asonancias.
 
[[Categoría:Psicología]]