Cartas sobre la moral
Título | Cartas sobre la moral |
---|---|
Autor | René Descartes |
Año |
Una de las correspondencias más inquietantes que mantuvo Descartes fue aquella con la princesa Elizabeth, mujer de extraordinaria inteligencia, que mantuvo preocupado a Descartes en torno a su dualismo y que lo llevó, dicen algunos, a escribir su última obra. El diálogo fue, a grandes rasgos conceptuales, el siguiente:
Primera carta
editarElizabeth: El primer fuerte desconcierto de la princesa es acerca de la relación entre el cuerpo y el alma, a saber: ¿cómo algo inmaterial mueve lo extenso? Aún habiendo ya postulado la “glándula pineal” como sede del alma en el cuerpo, es requerida una explicación ulterior de cómo el movimiento es causado por algo cuyas propiedades no son extensas.
Segunda carta
editarDescartes: La respuesta del filósofo francés fue, en primera instancia el reproche de Elizabeth en cuanto a la pregunta por la interacción causal. En efecto, Descartes cree probada la unión alma-cuerpo, pero la interacción alma-cuerpo no es investigable en términos intelectuales. Para obturar a la princesa de preguntar sobre esta interacción, Descartes apela a la enumeración de tres nociones primitivas:
- Pensamiento
- Extensión
- Unión
El reproche que hace a Elizabeth es este: la unión es un término primitivo, de modo que basta con probarla y ya la interacción es un hecho sin necesidad de ser explicado. A su vez, Descartes argumenta acerca de las «cualidades reales» como el peso, argumentando que es una cualidad que no es enteramente falsa en los cuerpos, de modo tal que quizás esa cualidad sirve como modelo para la comprensión de la interacción.
Garber es un crítico que opina que en realidad Descartes lo que hace es reducir todas las interacciones del movimiento a la relación Alma-Cuerpo y que es esa en el fondo la que es primitiva. En efecto, un objeto extenso mueve a otro, pero la causa última del movimiento es Dios, y frente a la pregunta acerca de cómo Dios, siendo inmaterial, puede mover algo extenso, Descartes propone usar de modelo «la forma en la que muevo mi mano» para entenderlo.
Tercera carta
editarElizabeth: La princesa considera, entonces, que «peso» como cualidad real es, en verdad, un fenómeno derivado, y que los escolásticos la emplearon por falta de una explicación mejor. Del mismo modo, «alma» podría estar mentando una forma elusiva de tratar el problema. El «alma» podría ser el nombre de lo que aún no podemos explicar en términos físico-mecánicos.
Cuarta carta
editarDescartes: Descartes sigue reprochando a Elizabeth la extrapolación de sus preguntas. En efecto, para descartes, a cada noción primitiva corresponde una facultad:
- Pensamiento → Espíritu
- Extensión → Sensación
- Unión → Imaginación
Según esto, insiste Descartes, sería ilícito intentar comprender intelectualmente la unión. Es, en el fondo, una estrategia para obturar la pregunta. En cuanto a lo segundo, Descartes concede comprender algo así como una “extensión del alma”, pero se niega a asumir que sea el mismo tipo de extensión.
Quinta carta
editarElizabeth: No me satisface.